El objetivo era mantener el carácter de esta obra tan representativa de la arquitectura barcelonesa de los años 70, acondicionándola a las necesidades familiares y el confort de la vida actual. Así por ejemplo se renovaron las instalaciones por completo, y se apostó por un sistema de aerotermia que dota a la vivienda del servicio de agua caliente sanitaria y climatiza toda la superficie de la vivienda a través de un suelo radiante.
Siguiendo con la premisa de no alterar la esencia del edificio pero apostando claramente por la eficiencia energética, se decidió restaurar todos los cerramientos exteriores, con la sustitución de los vidrios actuales por unos de doble cámara y acústicos. En relación a los acabados se apostó por una base de colores muy neutra con materiales naturales y nobles para poder dar color a las estancias húmedas y elementos más móviles como el mobiliario o el textil.