Es difícil no reconocerlas: son icónicas e irremplazables. Repasamos las sillas de diseño que siguen inspirándonos por su estética y funcionalidad. ¿Cuál es tu favorita?
Algo tan simple y común como una silla puede convertirse en una pieza única. Aunque para que esto ocurra, hace falta la mente de un diseñador que vea mucho más que un mueble para sentarse. Estas sillas de diseño revolucionaron el interiorismo y todavía siguen haciéndolo hoy en día. Su éxito no tiene límites y muchas firmas optan por crear su propia versión. En este listado conoceremos las auténticas así que… ¡toma asiento y disfruta del viaje!
¿Qué sillas de diseño destacan en el mundo del interiorismo?
Hill House- Charles Rennie Mackintosh (1902)
También conocida como ‘silla Mackintosh’, fue diseñada para el dormitorio de la residencia privada Hill House (La “casa de la colina”) situada en Helenburgh (Escocia). Su característica principal salta a la vista: un respaldo que se alarga en forma de escalera hasta alcanzar los 1,4 metros de altura. Con influencias tanto del modernismo como del diseño japonés, Mackintosh no aspiraba a crear un simple mueble para sentarse sino una pieza de arte para observar.
Cesca – Marcel Breuer (1928)
El arquitecto y diseñador húngaro fue uno de los más influyentes de la escuela de la Bauhaus. ¿Lo más revolucionario de esta silla? Consiguió que solo se apoyara sobre dos patas. Flexible y muy cómoda, se adapta a cualquier estilo y la hemos visto tanto en salones como en zonas de estudio. Breuer se inspiró en la artesanía tradicional y apostó por materiales industriales para darle un acabado más moderno.
Ziz Zag – Gerrit Thomas Rietveld (1934)
Rietveld estuvo influido durante toda su carrera por el cubismo y le gustaba descomponer las formas de las piezas que diseñaba. El mejor ejemplo es esta silla de líneas diagonales que consiguen ligereza y firmeza al mismo tiempo. Los cuatro paneles se doblan secuencialmente creando un elegante efecto óptico.
Butterfly – Bonet, Kurchan y Ferrari (1938)
También conocida como silla BKF, es un clásico de la modernidad. Tan elegante como informal, The Butterfly supuso una nueva forma de sentarse, dando más libertad a sus usuarios en los actos sociales. Su estructura de barras curvas de acero, sostiene una funda de cuero que se puede intercambiar por otras, lo que la hace muy versátil. En los años 50, se fabricaban tres mil sillas Butterfly por semana solo en Los Ángeles.
Ant- Arné Jacobsen (1951)
El motivo de su nombre viene dado por la forma de la silla, que simula una hormiga con la cabeza levantada. Su creador tenía claro cómo debía ser: ligera, estable y fácil de transportar. Los primeros ejemplares tenían las patas de plástico pero cuando empezó la producción en serie, se reemplazaron por tubos de acero. Por cierto, Jacobsen diseñó originalmente la silla Ant con tres patas pero posteriormente, se creó otra versión con cuatro.
Tulip – Eero Saarinen (1957)
Ganadora del Museum of Modern Art Award en 1969 y del Design Center Stuttgart Award en 1962, refleja la visión retro-futurista de su creador. Una pieza dinámica y cómoda que se puede combinar con la mesa Tulip. Con una pata de aluminio y una estructura superior de fibra de vidrio, Saarinen también buscó la manera de romper con el blanco brillante, añadiendo color en el almohadón tapizado.
Panton – Verner Panton (1959)
Su producción en serie empezó en 1967, siendo la primera silla de plástico fabricada en una única pieza. Sus líneas y su material ligeramente flexible proporcionan una gran sensación de confort. La Panton Chair ha obtenido numerosos premios internacionales de diseño y es un auténtico hit de los años 60.
Wiggle Side – Frank Gehry (1972)
Pertenece a la serie de muebles Easy Edges, con la que Gehry marcó un antes y un después gracias al uso de materiales tan poco comunes como el cartón. A pesar de ello, es una silla cómoda y duradera que destaca por su escultural forma. Perfecta para cualquier espacio por su gran valor visual y estético.
Toledo – Jorge Pensi (1986)
¿Sabías que Pensi se inspiró en una máquina para cortar carne fría? El aluminio, las curvas y el ensamblaje de la rebanadora fueron los elementos que quiso reinventar en su diseño. El resultado es una pieza versátil, dinámica y muy cómoda, que se compromete con la durabilidad. Quizá por eso es una de las sillas exteriores más exitosas. Se pueden apilar hasta cuatro pisos de altura y resiste las temperaturas extremas.
Louis Ghost, de Philippe Starck (2002)
Divertida, atrevida y también, la más reciente. Así es esta pieza inspirada en las líneas del sillón Luis XV. Philippe Starck buscaba sorprender y sin lugar a dudas, lo consiguió. Está elaborada con policarbonato transparente en un sólo molde. Pero, aunque parezca delicada, es realmente estable y resistente. Tiene personalidad, elegancia y la capacidad de adaptarse a cualquier estilo.
¿Cuál será la próxima pieza que añadiremos a esta lista de sillas de diseño?
