Actualizado el martes, 23 junio, 2020
Todavía hoy en día, cuando mantener identidades diferenciadas en Barceona es tan difícil, la Vila de Gracia mantiene un talante propio: su densa red de entidades, su particular urbanismo, la Fiesta Mayor… Todo esto le da un carácter especial y, con este proyecto, OAK hace una reinterpretación de este espíritu gracieño.
El proyecto se inició a partir de la voluntad de recrear tres viviendas unifamiliares idénticas pero con un sentido arquitectónico diferenciado entre ellos en cuanto a su interior.
En pleno casco antiguo de la Vila de Gracia, en Barcelona, nos encontramos con una vivienda de planta baja que hacía esquina entre las calles Verdi y Robí y que estaba en desuso, en un estado ruinoso y que pedía urgentemente una rehabilitación. El reto era enfrentarse a unos límites muy acotados y resolverlos de la mejor forma posible, dotando a cada vivienda independiente de las condiciones de habitabilidad y confort adecuadas.
La obra empezó con el derribo de la construcción existente y la adecuación del solar. Fundamentos, mediciones, maquinaria pesada, replanteos, hormigón y acero, estructuras, personal propio, visitas de coordinación y seguimiento, material de aislamiento, cerámicas, maderas, detalles, mobiliario, etc… se fueron coordinando durante 15 meses para alcanzar el objetivo que reflejaba el proyecto de ejecución.
El conjunto -el edificio- adopta la forma geométrica de un prisma de 30x10x5 metros. Las tres viviendas organizan su interior en una planta baja con un baño y un espacio abierto en el que interactúan la cocina, la sala de estar y el comedor; una primera planta en la que hay un baño y dos habitaciones y una planta terrado en la que se comunican las tres entidades. Cada vivienda dispone de acceso independiente desde la calle Robí y equipamientos completos de calefacción, climatización e instalación solar térmica. En cuanto a los acabados interiores, se han utilizado cerámicas, maderas, aluminios, aceros, mosaicos hidráulicos, vidrios y pinturas ecológicas con diseños muy cálidos y confortables, según el criterio de la Propiedad y la Dirección de Obra. El exterior, con una simplificación radical, tanto en la composición como en el color, y con un estilo regular y reductor, avanza hacia un lenguaje que recuerda notablemente a Piet Mondrian y a una arquitectura racionalista, con material cerámico y resinas sintéticas tratadas.
Con la mejor coordinación posible, materiales nobles y de calidad, un coste de ejecución reducido y con infinidad de anécdotas en el transcurso de los trabajos, se hace entrega de la obra a finales de mayo.