Cada vez con más frecuencia coge fuerza la opción de la compra de un piso para reformar frente a la posibilidad de comprarlo nuevo, seminuevo o reformado. Son muchas las ventajas que esta elección puede ofrecer.
En primer lugar, y quizá como principal objetivo, encontramos el hecho de personalizar el espacio a gusto del comprador, tanto en aspectos funcionales (adaptando el espacio a las necesidades de cada uno) como por lo que podemos valorar desde un aspecto más estético, eligiendo los acabados que formarán parte de la vivienda. El abanico de materiales disponibles para la reforma ha evolucionado mucho en los últimos años y asegura la posibilidad de encontrar algo realmente del agrado del nuevo habitante de piso.
La probabilidad de encontrar una vivienda acorde se amplia sustancialmente si se obvia el condicionante del estado en el que se encuentra el piso, ya que solo tenemos que fijarnos en otras variables como que el espacio, las posibilidades y la localización encajen en nuestras preferencias.
Desde un punto de vista económico, la compra de un piso para reformar también suele ser la mejor alternativa y ofrece una fuerza negociadora extra al comprador en el momento de pactar el precio de la vivienda.
Un motivo que suele tirar atrás para comprar un piso a reformar es lo que se llama «los dolores de cabeza de las reformas».
Las malas experiencias vividas por familiares, amigos o incluso por uno mismo pueden influir como factor para desistir de esta opción y, a su vez, no aprovechar las ventajas que ésta genera.
Desde OAK, con la experiencia de más de 30 años en el sector de la reforma de calidad y con la aplicación de sistemas que minimizan los tiempos y las molestias, nos presentamos como el mejor remedio para este quebradero de cabeza.
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